lunes, 4 de junio de 2012

Q 50 MERIDIANO, MI DEBUT EN ULTRADISTANCIA


Como os dije en la entrada anterior, el miércoles me avisaron de la revista Oxígeno porque había ganado un dorsal para participar en la Q 50 Meridiano. Nada más y nada menos que 50 kms con unos 4500 m de desnivel acumulado me esperaban tres días después. La pregunta era obligada, ¿seré capaz?

Un ratito antes de empezar, con más miedo que un perrito chico
Para alguien que soñaba debutar en ultradistancia en 2013 resulta inalcanzable, temerario y se me ocurren muchos adjetivos más. Además, siendo realista solo habían pasado 6 semanas desde la  Maratón de Montaña de Valencia y dos desde que participé en la Media Maratón de la Base Aérea de Torrejón. Aunque me encontraba descansada de piernas y la vuelta a los entrenamientos había sido buena, creo -y la mayoría de mi entorno también- que era demasiado pronto para un objetivo tan ambicioso, pero el corazón decía sí. De modo que el sábado 2 de junio me planté en la línea de salida: apenas 50 corredores para la prueba de 50 kms y algunos menos en la media maratón, 42. Salida conjunta a las 9 horas.

Esto empieza ya!
Trato de ser prudente porque sé que son muchos kilómetros y que más tarde o más temprano acusaré el cansancio de los últimos meses. El recorrido es espectacular, creo que tiene muchas posibilidades para próximas ediciones si lo saben vender bien. Aunque se hace muy duro subir casi sin descanso hasta el kms 15, aviso que después comienza una bajada preciosa que me regala vistas inolvidables. Las sensaciones son buenas y la conversación con algunos de los participantes amena. La mayoría preparan el Gran Trail del Peñalara, otros el Maratón Alpino de Madrid, otros me cuentan que han participado en el Ecotrail de París, en el Ultra de Ibiza... Pero ¿de dónde sale esta gente tan molona? Si es que me encanta correr en la montaña.

En resumen, la primera media comienza por un recorrido urbano de 1 kilómetro que da acceso desde las piscinas de Lozoya a una pista de tierra que sube y sube hasta un sendero técnico que nos lleva a la pista horizontal Navafría-Somosierra, a 1700m. Otro sendero técnico nos lleva a la parte más alta, el Pico Reventón (a más de 2000 m) y luego toca bajar hasta la carretera por un cortafuegos, trotar un poquito por el asfalto y enganchar con una pista ancha que nos lleva a la plaza del Ayuntamiento de Lozoya.

Paso por meta en la media maratón y muchos se quedan allí. Yo dudo pero las sensaciones son tan buenas que la decisión está rápidamente tomada. Si no lo intento siempre me quedaré con la duda, no me gustan los ¿y si...? Arranco de nuevo, con la prudencia de la mano y un beso que me da tiempo a arrancar a quien siempre me está apoyando.

Media maratón, pasando mi pulsera electrónica por el puesto de control
Comienzo perdiendo unos minutos junto a otros corredores porque parte de las cintas que señalizan el recorrido se han volado en la salida del pueblo. La segunda parte comienza con ascenso por pistas de tierra paralelas a la bajada del tramo final de la media. Se sube fuerte desde el principio hasta el parking del kilómetro 11 de Navafría. Y desde ahí, lo más duro para mí, el ascenso al Pico Nevero por el cordal que sale del puerto de Navafría. Lo comparto con Pepe que fue capaz de sobreponerse a los síntomas de la deshidratación. Voy justa de fuerzas pero ya en la cumbre me lleno de energía de nuevo. Ha valido la pena, y además, ahora toca bajar que me gusta más y se me da mejor. Comparto este tramo con José y Santi. Pero las cosas no siempre son como uno espera. La bajada es muy técnica, saltando entre piedras y llega un punto en el que tengo que deslizarme con el trasero, pobres pantalones, pobres piernas pero el esfuerzo vale nuevamente la pena, porque al final llegamos a unas pistas de tierra muy cómodas.

Con Santi, con él compartí muchos kms. Prepara el GTP en la modalidad de 110 kms, no me cabe duda que será finisher
Al llegar a la carretera que da paso a Pinilla cruzamos un túnel donde está el último avituallamiento, el del km 44. Los últimos 6 kilómetros son por el camino natural que une Pinilla y Lozoya. Ya lo veo más cerca pero los kms avanzan muy lentos, los últimos de hecho son llanos, bordeando el embalse de la Pinilla y noto como ahora sí me quedo vacía. Por suerte unos kms atrás me había encontrado con Daniel, que también va justo de fuerzas pero tiene la generosidad de compartirlas conmigo. Sufrimos y disfrutamos a partes iguales estos kms finales hasta la meta, que cruzo llorando como no podía ser de otra forma, muy emocionada porque hace unas horas esto me parecía imposible.

Con Daniel, mi ángel los últimos kms. A la derecha, el organizador de Festiaventura y curtido raider, Antonio de la Rosa 
De las 4 mujeres que salimos en la Q 50, solo tres llegamos a meta. Las dos primeras Emma Roca y Nerea Martínez, que han sido 1ª y 4ª de la clasificación general, impresionante.

Junto a la gran Nerea. No tengo palabras. Emma Roca tuvo que volver a Barcelona y no estuvo presente en la entrega de premios
Después de lo que os he contado, sabréis que subir al podio ha sido lo de menos, porque he vivido 8 horas muy intensas en las que he aprendido mucho. Ahora simplemente estoy feliz y tengo que dar las gracias a todo el mundo que desde el miércoles me alentó, me dio buenos consejos y me ha empujado para poder cruzar con una sonrisa la línea de meta. Ya soy ultrafondista.

Efectos secundarios, cara de alelada
Gracias Sergio (Mayayo), Francisco Junco y Carles Aguilar por su experiencia y consejos; a mis compis de club y a todos los que a través del facebook, blog y móvil me habéis apoyado.

No os imagináis las de cosas que se me pasaban por la cabeza en ese momento
También a los organizadores y voluntarios de la prueba, así como a los compañeros con los que compartí sonrisas y kms.  Y sobre todo, gracias a Sagri, por compartir cada momento conmigo, los buenos y los menos buenos y por aguantarme en mis locuras runeriles.

Feliz antes de volver a casa
Espero conseguir más fotitos de la organización. Millones de besos!